Latido sin cuerpo
Una esperanza habita en mi pecho
como una cesárea programada,
aguarda el asalto de la casualidad
o el fulgor de unos ojos
que revivan la definición del amor.
Entre la maraña de gestos efímeros,
conduzco mi cuerpo
y me precipito en brazos ajenos.
Acerco mi rostro a su mejilla
y cierro los ojos:
soy hierba muerta.
Los segundos pasan sin piedad.
Intento responder a su pasión visible,
pero convulsiono como un moribundo,
incendio la cama
que nos arrastra
a la madriguera de la fecundidad.
No decimos palabra.
Solo el silencio inunda la habitación.
El desnudo que me acompaña
se desvanece en las sábanas.
Solo el insomnio y yo
nos hacemos compañía.
No existe otra definición:
esta unión es un fracaso más
del destino.
Piel y cristal
De pie, frente al espejo,
observo mi cuerpo desnudo.
Descifro cada parte
como quien busca con los ojos vendados:
una costilla se asoma
en el abdomen que siento
a punto de estallar.
Los senos menguan
como un ciclo lunar en retirada,
y el ombligo duerme bajo el tacto.
El cuerpo que veo
se parece al de mi madre:
a esta edad,
sus órganos ya se habían rendido
ante la mancha de la reproducción.
Yo, en cambio,
con una cicatriz junto al nicho del deseo,
me muevo,
me vuelvo líquida,
trato de ajustarme al recipiente
que formé con expectativas:
dos marcas cerca de la pelvis
dibujarían la cintura perfecta.
Un trazo entre el abdomen y la espalda
crearían el vientre prometido.
Pero, no,
estoy frente a mi cuerpo,
sin palabras,
acorazada por la extraña algarabía
que refleja
la imperfección
de otro objeto.
El reloj gotea mango
Abre su boca
con la lentitud de los años,
abraza suave
la dulce fruta de su niñez,
hilvana lo que el tiempo se llevó.
En esa escena de infancia,
ella saborea el objeto
con una conexión profunda
como con el pecho de su madre.
La carrera de la vida
se llevó sus dientes.
Su boca
aprisiona el instante de ayer.
En ese juego incesante,
mi viejita olvida
los detalles del mundo,
pero no
las inolvidables tardes
que gozaba
del fruto fértil del Sinú.
RESEÑA BIOGRÁFICA MARÍA CLARA RAMBAO ALMANZA
María Clara Rambao Almanza nació el 1 de octubre en Cereté, Córdoba, hija de Yaneth Almanza y Carlos Rambao. Es licenciada en Lengua Castellana, magíster en Educación de la Universidad de Córdoba y actualmente cursa el doctorado en Formación en Diversidad. Su escritura nace del dolor y la existencia, iniciada tras la pérdida de su hermana en 2018.
Con una obra marcada por la intimidad y la resiliencia, ganó el concurso Talento Unicórdoba en 2022 con poemas inéditos presentados bajo el seudónimo Claraluna. Desde 2023, ha sido parte del Encuentro de Mujeres Poetas, un anhelo de infancia hecho realidad. En 2025, obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Escritura en la modalidad de crónica.
Actualmente se desempeña como docente en la Escuela Normal Superior del Alto Sinú, donde siembra cada palabra como una semilla cargada de sentido. Su vínculo con el territorio que habita —por su fuerza, su historia y su gente— nutre profundamente su quehacer pedagógico y poético. Además, desde el grupo Ángeles Clandestinos, continúa apostándole a la poesía como camino de transformación social y personal.