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José Ernesto Delgado Hernández

San Juan Puert6o Rico

Llueve

mi pecho se hincha de vuelos

la mañana llega con un olor a cielo

para acomodarse cerquita de mis latidos

soy otra gota

la hoja del árbol que se baña

la tierra mojada

el gato que huye

llueve

mis manos van atrapando plumas

con las que escribo un amanecer

hay un juego de aire y agua

de palabras que no se dicen, se cantan

no sé cómo puedo entender la voz del hombre

cuando mi pecho es un nido de pájaros

y yo con ellos

soy un hombre que aprende a cantarle a la vida.

Manta, Ecuador, 2014


 

A veces irse es como un regreso

dejar las maletas desatendidas

en la memoria cabe lo necesario para el viaje

irse…

dejar que los huesos hablen

que cuenten la historia de cuando

solo nos importaba la carne de la vida

retornamos muchas veces cuando partimos

regresamos al corazón a la lágrima

a la boca que olvidó nuestro nombre

volvemos al reencuentro con los antepasados

al punto inicial de la célula

al polvo que nos prestó la tierra

hay veces que nos vamos cuando nos esperan

siempre dejando la casa regada

la cama desvestida y un amor en bancarrota

se nos quedan los planos de construcción

encima del escritorio del futuro

y varios libros por terminar de vivir

irse… dejar la cena servida para las moscas

una herencia de versos para los nietos de los huesos

pero volviendo siempre tocando la puerta porque

porque se nos ha olvidado la llave del paraíso.

Queens, New York, 2018

 

 

  “Soy mi cuerpo.

Y mi cuerpo está triste,

está cansado.

Me dispongo a dormir una semana,

un mes; no me hablen.

Que cuando abra los ojos

hayan crecido los niños

y todas las cosas sonrían”.

- Jaime Sabines

 

Roto hueco vacío

trozo de carne sin latido

no palpita la sangre

la vena no se hincha

los dientes no crujen

cuando aprieta el dolor

todo quiere dormir

dentro de los huesos

hay un grito encenizado

dentro del cementerio

se miran los muertos

y abrazan al recién llegado

la escalera se derrumba

con cada paso o suspiro

pesan las uñas duele lo mirado

se entierran las lágrimas

dentro de los ojos

se ahoga la garganta

con la palabra que enmudeció

todo está roto hueco vacío

quiero dormir como el poeta

hasta que “todas las cosas sonrían”

estoy cansado que nadie diga mi nombre

busco el sueño y sólo encuentro polvo.

Tuxtla, Chiapas, México, 2017

José Ernesto Delgado Hernández
fundacioncantemos@gmail.com 3 de septiembre de 2025
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