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Jorge Eliécer Valbuena Montoya

Tacatativa Cundinamarca Colombia


OUROBOROS

 

Ayer el mar talló la serpiente

para conferirle a la tierra algo de su levedad.

Olas que se fueran a poblar

el costado oscuro de sus ríos,

fundar en la roca un sinuoso rumor,

verter en el aire el limo de su aparición.

Así los días se apresuran voluptuosos

cada uno un sol

como un corazón que se resume

uno tras otro, ondulante

sobre glándulas de hierro.

El tiempo es veneno inmaculado

al fondo de una alforja de lava, sangre y viento,

el anzuelo del misterio duerme

intacto entre cenizas de luz.

Incuba otra eternidad,

otro desierto.

Cada respiro un cambio de piel,

los sargazos del estar

guardan la dificultad de lo vivido,

el destino de sus húmeros vigentes

engullendo la piedad del abandono.

Sobrevive la soga

se arrastra por entre los cántaros

sin rumbo, espora de lumbre, reptil de soledad,

aposento que no conoceremos

hasta que nos devore.

 

ZAPPING

 

Mi padre frente al televisor

sentado en el sofá

acomoda el mundo.

Lo he visto repasar la historia de sus manos

en los setecientos canales que a diario desacera

llamar al árbitro por el mismo nombre

y a la reina de Inglaterra burlar por su

extraña forma de sembrar un ataúd

¿De qué trazos invisibles está hecho el mundo?

A mi padre le basta con lanzar una mueca al vacío

para cambiar el destino de los hombres, la ciencia, el pasado.

De las bombas que rugen en las selvas

se va hacia los rugidos de un león bajo un sol dinástico

y de la rosa de un septiembre negro

decide mejor pisar las aceras de una ciudad gótica.

Todo puede pasar en el azar de la tierra

hasta una noche atravesada por un rayo de hielo

que el silencio deshace para que nadie vea.

Nadie mira a la luna que repta

hace mucho no se transmite en vivo y en directo

ninguna alunización.

La última vez todos corrieron buscando un candil.

La lluvia cae sobre la noche                                                                   

y mi padre sube el volumen para desaparecerla,

también he visto rondar el viento adolorido

y curar en un comercial su enfermedad.

El mar se puede contemplar en el 116.

Un maremoto en el 312 arrasa con una prisión.

Los extraterrestres llegan en el 569.

Muere un cazador de faros en el 92.

El tiempo se acaba en el 46.

Mi padre frente al televisor

sentado en el sofá

acomoda el mundo. 

 

CABALLO CON FLECHAS. LASCAUX.

 

I

 

Un caballo arde al fondo de una piedra

observo detenido su huida

la forma en que el viento tensa su rapidez

el temor de los zumbidos al revelar su claridad

el vértigo que allí atraviesa y distrae

como una nube de asombro

                                   al silencio

 

II

Llueven flechas desde algún sitio del tiempo

hombres afuera de una cueva las lanzan

 

La primera señal de nuestro paso por nosotros

es una lanza que cae sobre el costado de un caballo muerto

 

A la línea le sacamos filo

a la curva la hicimos alimento

 

Sin el caballo la línea no sería una flecha

sin la flecha el caballo no sería un reflejo

 

III

 

¿El hambre o el hombre?

¿Quién fue el primer artista?

 

Materiales:

Polvo de roca y ocre disuelto en grasa animal

Extensión:

Unos 140 Centímetros

 

Es evidente

el arma y el muerto

saciaron la voluntad

de las primeras heridas

  

IV

 

Alguien talló la velocidad

en la quietud de una piedra

le hizo una tumba al tiempo

para siempre

 

Alguien que huía del cielo

Inventó la eternidad

 

V

 

Entonces el artista es un cazador

 

La obra huye

el cazador la atrapa

 

antes de pintarla

la devora

la observa

prepara sus acechos

 

Con la obra adentro

la libera en el lienzo

la deja correr por un campo de azogue

 

La flecha ahora recorre la roca

es un pincel que mata y revive

 

quizá afuera llovía

caían las hojas de un árbol de hielo

 

el cazador

prefirió la imaginación de su cueva

la cueva de su imaginación

quizá el recuerdo

 

la realidad es muy parecida

a la suerte.


Jorge Eliécer Valbuena Montoya (Facatativá, Cundinamarca, 1985) Magister en Estudios de la Cultura con mención en Literatura Hispanoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, Ecuador; Especialista en Creación Narrativa de la Universidad Central y Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Actualmente realiza estudios doctorales en Comunicación en la Universidad Nacional de la Plata – Argentina. Con experiencia de más de una decada como conferencista, tallerista y ponente en Seminarios, encuentros literarios y actividades relacionadas con la cadena del libro. Integrante del Comité editorial de la Revista Latinoamericana de Poesía La Raíz Invertida. Recibió el Premio Departamental de Poesía de Cundinamarca en el 2008 por su primer poemario: Presos; el Premio de la Revista Surgente por el poemario Los arados del parpadeo (2008) y el Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá (2014). Finalista del IV Premio Nacional de Cuento La Cueva (2014). Ganador del Concurso Nacional de poesía ¨La poesía, pintura que habla¨, Casa de poesía Silva (2017). Ganador del Concurso Nacional de Poesía del Festival Internacional de Poesía de Cali (2023). Premio Nacional RELATA MinCulturas (2024). Es autor de los libros: La danza del caído y Pasajera de agua, publicados por El ángel editor, Quito Ecuador, (2012 – 2014); Árbol de navío, de la Editorial Cuadernos negros, Calarcá – Quindío (2017); Gramática de los cielos, Editorial La raíz invertida (2021), Cambio de agujas, Editorial Taller blanco (2022) y Canción en llamas, Editorial Exilio (2023). Ha sido artista formador en los Talleres Locales de Escritura Creativa – IDARTES, Bogotá. Dirige el Taller de poesía Gramática de los cielos, adscrito a RELATA – MinCulturas. Docente de la Maestría en Creación Literaria, Escuela de Artes, Universidad Central, Bogotá.

 

Jorge Eliécer Valbuena Montoya
fundacioncantemos@gmail.com 3 de septiembre de 2025
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