Guatavita
El cacique, bañado en oro, se lanza al agua.
El rito se consuma.
El sol fecunda su semilla de polvos luminosos
en la laguna, vientre de la tierra.
El cacique emerge, desnudo, limpio,
a un nuevo mañana.
Viajero de agua
El viento pinta
cordilleras de agua,
cumbres líquidas
que alcanzan la victoria en la playa
en su rumor tranquilo,
en su devoción a la arena.
Tendidas sobre la calma,
lentas en su caminar helado
hacen de mis ojos
un templo infinito.
Y me arrodillo,
ante el viajero y su mar de niebla
pues su visión antes de ser lienzo
fue una profecía.
La noche más dulce
A mi reina de los mil nombres,
Ivonne.
La noche saca su lengua
y se embriaga de piel, vino y chocolates.
La noche más dulce,
los colores giran
y hacen de la oscuridad
la distancia más placentera,
entre mi reino y tu cuerpo.
Tus cristales brillan
son las señales de la ausencia del tiempo,
y tus rodillas son las cumbres
desde donde gobiernan nuestros dioses.
Es la noche más dulce,
tu interior sabe a pura luz,
y tus pechos son cielos
que esperan derramarse sobre la tierra.
No hay palabras,
el silencio grita
la blancura más deseada.
Tu desnudez se pinta
sobre la superficie de las horas.
El placer acude en un aullido
y los dos yacemos
hechos una sola luna.