Leer a Rómulo Bustos Aguirre es embarcarse en un viaje. No es una poesía que se entrega a primera vista; Exige una pausa, una relectura, una disposición tanto de los sentidos como del pensamiento. Su obra, una de las más importantes de la poesía colombiana contemporánea, se emerge en la fascinante confluencia entre la reflexión filosófica, la ciencia y una profunda exploración de lo sensorial.
Sus versos dialogan con la mística, la historia y lo sagrado que habita en lo cotidiano, creando un universo denso y deslumbrante que a veces puede parecer complejo. Pero, ¿cómo entrar en su obra? ¿Cuáles son las claves para descifrar esa aparente dificultad y acceder a su inmensa belleza?
En esta entrega de nuestro blog ARTBOL, proponemos un mapa de lectura. Exploraremos tres claves fundamentales para navegar su poesía y abrir las puertas a su mundo.
Esta es una invitación a "pensar la poesía", un ejercicio que tenemos el privilegio de compartir con el maestro Rómulo en nuestro taller "Pensar la Poesía 2" , que está en desarrollo.
Y para aquellos que deseen comenzar este viaje desde el principio, tenemos una excelente noticia: el curso completo del año pasado, "Pensar la Poesía Nivel 1" , ya se encuentra disponible en nuestra plataforma de manera totalmente gratuita. Solo es necesario inscribirse para acceder a todas las sesiones grabadas.
Acompáñenos en este recorrido.
Las Tres Claves para Leer a Bustos
1. El Diálogo con el Pensamiento: La poesía de Bustos no teme ser inteligente. Sus versos están en constante diálogo con la filosofía (desde los presocráticos hasta Spinoza), la ciencia y la metafísica.. Leerlo es aceptar una invitación a pensar en las grandes paradojas: el ser y la nada, lo visible y lo invisible, la certeza y la duda. No busca dar respuestas, sino formular preguntas esenciales a través de un lenguaje poético de alta precisión.
2. La Construcción de un Universo Sensorial: A pesar de su densidad filosófica, el universo de Bustos es profundamente físico y sensorial. Su poesía está poblada de animales (moscas, ballenas, cangrejos), plantas y árboles del Caribe (camajorú, matarratón), y una constante exploración del cuerpo y sus límites.. Para leerlo, hay que activar los sentidos y prestar atención a cómo lo concreto —la textura de una hoja, el peso de una piedra— se convierte en el vehículo para una idea trascendente.
3. La Presencia de lo Sagrado: Lo sagrado es una presencia constante en su obra, pero de una manera muy personal y alejada de dogmas. Sus poemas están habitados por ángeles, demonios y alusiones a Dios, pero siempre desde una perspectiva humana, llena de asombro, duda y, a veces, una sutil ironía.. Bustos explora lo místico no en un cielo lejano, sino en la inmanencia de lo cotidiano, en "el rumor del mundo".
Cada día volvemos a inventar el paraíso
Una nota de Diana Rios sobre la experiencia de aprender con Rómulo Bustos Aguirre.
Con Rómulo Bustos Aguirre, sucede, eso, sucede, todo al tiempo. Es un caleidoscopio precioso, un encuentro hacia lo imaginable siniestro que traspasa en la ironía hacia lo sagrado. Su “arma” el mundo que nos rodea. Máscaras que se pegan al rostro de los seres, indefinidamente, a veces, para siempre.
Después de cinco años tengo oportunidad de reencontrarme con Rómulo Bustos en este taller.
Para los que leemos su poesía y luego lo escuchamos, la experiencia es tanto placentera como alucinante. Es, pues, como entrar en una telaraña inagotable de ausencia ahogada en risas. Hay un deja vu, constante entre los recuerdos de infancia mezclados con la estética de lo eterno, porque el poeta va inoculando sus obsesiones, está en ese constante tacto de ellas, nunca sobran, así como la infinita e inagotable noche.
Cada día la espada fogosa del ángel calcinándonos el alma
Siendo estudiante de Rómulo en el taller de Héctor Rojas Herazo, me encontré envuelta por primera vez conmigo misma pero, también con todo lo que me rodeaba, me absorbía, la sensibilidad que dejó entrar cuando sus palabras ya no eran palabras. Ahora, una piedra era el cielo y podía volar en él, visualizarlo y tocarlo, no sólo eran palabras, eran otras manos, pasaron otros rostros, otras letras, tocamos las pasiones por dónde estaba prohibido en algún momento y aparecieron otras locuras (digo otras, porque ya existían), se extinguió una vida entre nosotros y apreció la consciencia de la vida y estuvimos en silencio, porque el silencio también puede ser una palabra o una voz, una voz contemplativa, una voz ajena al poema (muchas veces esa palabra suena diferente al lector). Pero siempre el maestro estuvo preparado (o no) con esa duda o verdad que nos obsequia y nos permite en este constante nacimiento de las olas.
Antes de entrar al Taller de Pensamiento II lo pensé por un momento, no lo niego, como Sabato, dijo alguna vez, “Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección". No quería perturbar esa voz, esos recuerdos, porque mis recuerdos son mis obsesiones pero, me detuve con mis miedos y los acaricié cuando recordé la sonrisa pícara de Rómulo y su mano en la barbilla cuando una idea lo obsesiona, entonces fue determinante, me dije: A mí no me da miedo prenderle fuego a mis alas y verme caer una y otra vez por placer. Escuchar a Rómulo es estimulante, es un privilegio aprender de él y lo haré todas las veces que el sol siga saliendo en el horizonte.
Cada día
alejamos nuestros pasos
sin saber ni siquiera qué es
lo que se nos niega
En Cartagena como con Rómulo aparece una nostalgia que quiere ser mitigada, hallamos la eternidad delante de nuestros ojos con nuestros sentidos animales, pero siempre estaremos en contacto con el febril primer recuerdo de la añoranza de lo que se nos ha privado. En la poesía podemos convertirnos en lo que queramos o podemos simplemente dejarnos ir…
Nos quedamos en las reacciones del pasado, las palabras asesinas, los actos fatales, las pasiones ingobernables, el silencio consumado, la nada perpetua, pero al menos en el tiempo
permaneceremos impolutos
casi eternos.
Selección de Poemas de Rómulo Bustos Aguirre
Por Diana Rios
HAY ALGUIEN QUE YO SÉ MORÁNDOME
A J. Arleis
Hay alguien que yo sé morándome
Arrastra sus alas de ángel sonámbulo
como quien busca una puerta
entre largos corredores
Triste de sí
Pulsando inútil las cuerdas más dulces
de mi alma
Quizás me existiera desde siempre
¿De qué ancho cielo habrá venido
este huésped que no conozco?
CADA DÍA VOLVEMOS A INVENTAR EL PARAÍSO
Cada día volvemos a inventar el paraíso
Cada día la espada fogosa del ángel
calcinándonos el alma
Cada día
alejamos nuestros pasos
sin saber ni siquiera qué es
lo que se nos niega
POIESIS
Cada mañana
con las calladas maneras de la ostra
reconstruyes con esmero
tu pequeño dios
a la medida de tu ignorancia
a la perfecta altura de tu abismo
Ínfima o deforme, te dices
una perla bien puede merecer el esfuerzo
CUENTO
Me pregunto: ¿por qué escribo poesía?
Y desde algún lugar del misterioso bosque
(de ese otro cuento que en vano estoy tratando
de escribir en este poema)
responde el lobo
moviendo socrático la peluda cola:
-Para conocerte mejor
SUFI
Como un perro que inútilmente
intenta morder su cola
giro en sentido inverso del movimiento
de los astros
para alcanzar mi sombra
Solo ella
puede darme noticias
de mi luz
PARA WITTGENSTEIN Al rey Ricardo
El silencio no quiere ser dicho
El silencio de ninguna manera puede ser dicho
Pero acaso el silencio quisiera ser dicho
Pero acaso el silencio pudiera ser dicho
Acaso lo dicho es ya silencio
O el silencio calla disfrazado en el bullicio
Acaso el poema: todas las anteriores
OBSERVACIÓN HECHA DESDE EL HEMISFERIO IZQUIERDO DEL CEREBRO
Es probable que Dios no exista
Esto en realidad carece de importancia
Más interesante es saber
que existe el hemisferio derecho del cerebro
cuya función es soñarlo
POEMA A LA HERMANA MENOR
El cielo estaba a tiro de guijarros
en aquellos días, ¿recuerdas?
Bastaba trazar en surco las alas, los cajones
saltar con cuidado
como subiendo en un solo pie una escalera empinada
cuyo extremo se recostaba en el sueño
El aire se atareaba
de nubes bajas y verdes en aquel juego, ¿recuerdas?
Jaime, Hugo, Deya, Alberto, Anamaría...
¿En qué momento equivocamos el pie
y tropezamos contra los astros ingenuos
que iluminaban aquel juego? Y luego
como si un ser malvado hubiera borrado los surcos
con una rama
sólo han quedado confusos trazos sobre la tierra
las débiles líneas, los fallidos guijarros del poema
Yo tenía muy buen tino, ¿recuerdas?
Créditos: Poemas tomados del libro La pupila incesante: Obra poética (1988 - 2013) del autor Rómulo Bustos Aguirre. Publicado por la Editorial Universitaria de la Universidad de Cartagena en 2013